domingo, 17 de febrero de 2013

EVANGELIO DE HOY

EVANGELIO: Lucas 9, 28b-36
 
 
En aquel tiempo, Jesús cogió a Pedro, a Juan y a Santiago y subió a lo alto de la montaña, para orar. Y, mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió, sus vestidos brillaban de blancos.De repente, dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías, que, apareciendo con gloria, hablaban de su muerte, que iba a consumar en Jerusalén.Pedro y sus compañeros se caían de sueño; y, espabilándose, vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él. Mientras éstos se alejaban, dijo Pedro a Jesús:- «Maestro, qué bien se está aquí. Haremos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías».No sabía lo que decía.Todavía estaba hablando, cuando llegó una nube que los cubrió. Se asustaron al entrar en la nube. Una voz desde la nube decía:
- «Éste es mi Hijo, el escogido, escuchadle».Cuando sonó la voz, se encontró Jesús solo. Ellos guardaron silencio y, por el momento, no contaron a nadie nada de lo que habían visto.
REFLEXIÓN SOBRE LA TRANSFIGURACIÓN DEL SEÑOR
La Transfiguración del Señor es particularmente importante para nosotros por lo que viene a significar. Por una parte, significa lo que Cristo es; Cristo que se manifiesta como lo que Él es ante sus discípulos: como Hijo de Dios. Pero,además, tiene para nosotros un significado muy importante, porque viene a indicar lo que somos nosotros, a lo que estamos llamados, cuál es nuestra vocación.

Cuando Pedro ve a Cristo transfigurado, resplandeciente como el sol, con sus vestiduras blancas como la nieve, lo que está viendo no es simplemente a Cristo, sino que, de alguna manera, se está viendo a sí mismo y a todos nosotros. Lo que San Pedro ve es el estado en el cual nosotros gloriosos viviremos por la eternidad.

Es un misterio el hecho de que nosotros vayamos a encontrarnos en la eternidad en cuerpo y alma. Y Cristo, con su verdadera humanidad, viene a darnos la explicación de este misterio. Cristo se convierte, por así decir, en la garantía, en la certeza de que, efectivamente, nuestra persona humana no desaparece, de que nuestro ser, nuestra identidad tal y como somos, no se acaba.
Está muy dentro del corazón del hombre el anhelo de felicidad, el anhelo de plenitud. Muchas de las cosas que hacemos, las hacemos precisamente para ser felices. Yo me pregunto si habremos pensado alguna vez que nuestra felicidad está unida a Jesucristo; más aún, que la Transfiguración de Cristo es una manifestación de la verdadera felicidad.
JUNTOS COMO HERMANOS

JUNTOS COMO HERMANOS
MIEMBROS DE UNA IGLESIA
VAMOS CAMINANDO AL ENCUENTRO
DEL SEÑOR.

           
Un largo caminar por el desierto
Bajo el sol no podemos avanzar
Sin la ayuda del Señor.


Unidos al rezar, unidos en una canción
Viviremos nuestra fe
con la ayuda del Señor.

                     
La iglesia en marcha esta
A un mundo nuevo vamos ya
Donde reinará el Señor
Donde reinará la paz.

ACTIVIDAD EN CLASE
1. Leer cuidadosamente el texto del evangelio de hoy, varias veces. Transcribir el texto del presente evangelio al cuaderno o al blog del estudiante.
2.  Subrayar las palabras desconocidas y buscar su significado y con las palabras subradas elaborar  oraciones de sentido completo.
3.  Elabora una lista con las palabras subrayadas en el texto anterior.
4.  Construir  con cada  oración,  una pregunta ICFES TIPO I.




 

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