jueves, 25 de julio de 2013

EUCARISTÍA Y FRATERNIDAD...


La eucaristía construye la fraternidad

La comunión tiene otra dimensión importante: nos va construyendo como comunidad fraterna, porque comulgamos juntamente con otros.

Recibimos el Cuerpo eucarístico de Cristo, para que vayamos siendo cada vez más claramente el Cuerpo eclesial del mismo Cristo. Como dijo Pablo a los cristianos de Corinto: "Siendo muchos, un solo pan y un solo cuerpo somos, pues todos participamos de un solo pan". "Somos" (un cuerpo, una comunidad) porque "participarnos" (la Eucaristía nos va construyendo como tal comunidad).
 
Y a continuación les tuvo que decir que si despreciaban a la comunidad y avergonzaban a los pobres, lo que celebraban no era Eucaristía, no era la Cena que el Señor pensó. Por eso les recuerda el Relato de la última Cena, en el que Jesús entrega su Cuerpo "por vosotros", y les encarga que celebren esta Eucaristía como memorial suyo.
 
La Eucaristía no sólo nos llena de consuelo y nos comunica la vida del Resucitado. Sino que nos urge a aprender la gran lección de Jesús, que estaba en medio de la comunidad no para ser servido, sino para servir; que se ciñó la toalla y lavó los pies a sus discípulos; que en la Cruz, y ahora en el sacramento de la Eucaristía, es por definición el "entregado por" los demás. Si comemos "el Cuerpo entregado por vosotros", en nuestra vida debemos ser cada vez más claramente signos suyos y construir fraternidad. No podemos separar nuestro "sí"  a Cristo del "sí" al hermano.
En nuestra misa, y precisamente como preparación próxima a la comunión con Cristo, hacemos unos gestos que expresan esta dimensión "horizontal" de cada comunión:
  • en el Padrenuestro, además de pedir "el pan de cada día", decimos "perdónanos como nosotros perdonamos...";
  • nos damos mutuamente la paz, con los más cercanos, antes de ir a comulgar: no podemos estar en comunión con Cristo si no lo estamos con nuestros hermanos;
  • vemos cómo van partiendo los trozos de pan y luego cómo los reparten: un pan partido es un buen símbolo de fraternidad y unión: el Pan eucarístico se parte, se reparte y se comparte;
  • vamos comunitariamente, en procesión y cantando, a participar de Cristo, que se nos da a cada uno;
  • y compartimos también -si comulgamos bajo las dos especies como se nos insiste en el nuevo misal- el mismo cáliz, la misma Sangre de Cristo.

Un diálogo expresivo

Cuando vamos a comulgar: el ministro nos muestra el Cuerpo (y la Sangre) del Señor, dice en voz alta: "El Cuerpo de Cristo" ("La Sangre de Cristo"), . nosotros contestamos claramente Amén, expresando nuestra fe en la promesa de Cristo, . y entonces comulgamos.
 

En la boca o en la mano

La comunión con el Pan eucarístico la podemos hacer de dos maneras:
  • recibiéndolo en la boca, como se ha hecho desde el año 1000, más o menos,
  • o bien recibiéndolo en la mano, como se había hecho en el primer milenio y ahora la Iglesia vuelve a permitir que se haga.
En este segundo caso, habiendo contestado Amén, recibimos la comunión en la mano abierta, teniendo la otra debajo, y allí mismo, con todo respeto, comulgamos, antes de retirarnos a nuestro puesto.

COMPILACIÓN ESP. ARCESIO QUINTERO DOCENTE.
TELÉFONO: 314-414-9700; CORREO: arcesioquintero@hotmail.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario