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Epistemología
Platón. Teeteto, 202, b-c
La epistemología (del griego ἐπιστήμη epistḗmē, "conocimiento", y
λόγος lógos, "estudio") es la rama
de la filosofíacuyo objeto
de estudio es el conocimiento.
La epistemología, como teoría
del conocimiento, se ocupa de problemas tales como las circunstancias
históricas, psicológicas y sociológicas que llevan a la obtención del
conocimiento, y los criterios por los cuales se le justifica o invalida, así
como la definición clara y precisa de los conceptos epistémicos más usuales,
tales como verdad,objetividad, realidad o justificación.
La epistemología encuentra ya sus primeras formas en la Grecia Antigua, inicialmente en filósofos
como Parménides o Platón.
En Grecia, el tipo de conocimiento
llamado episteme se oponía al conocimiento denominado doxa.
La doxa era el conocimiento vulgar u ordinario del ser humano,
no sometido a una rigurosa reflexión crítica. La episteme era
el conocimiento reflexivo elaborado con rigor. De ahí que el término
"epistemología" se haya utilizado con frecuencia como equivalente a
"ciencia o teoría del conocimiento".
Diversos autores distinguen la gnoseología, o estudio del conocimiento y
del pensamiento en general, de la epistemología o teoría del modo concreto de
conocimiento llamado ciencia. Para otros
autores, sin embargo, el término "epistemología" ha ido ampliando su
significado y lo utilizan como sinónimo de "teoría del conocimiento".
Por otro lado, las teorías del
conocimiento específicas son también epistemología; por ejemplo, la
epistemología científica general, epistemología de las ciencias físicas o de
las ciencias psicológicas.
Introducción
Un ejemplo de la diversidad
teórica existente en la idea de epistemología en la actualidad lo constituyen
las concepciones de Karl Popper y Jean Piaget. Para Popper el estatuto de la
epistemología viene definido por tres notas: por el interés acerca de la
validez del conocimiento (el estudio de la forma en que el sujeto adquiere
dicho conocimiento es irrelevante para su validez); por su desinterés hacia el
sujeto del conocimiento (la ciencia es considerada sólo en cuanto lenguaje
lógico estudiado desde un punto de vista objetivo), es decir, la epistemología
se ocupa de los enunciados de la ciencia y de sus relaciones lógicas
(justificación); y, por último, por poseer un carácter lógico-metodológico, es
decir, normativo y filosófico. Sin embargo, para Piaget la epistemología se
caracteriza por principios opuestos a los de Popper, ya que a la epistemología
le interesa la validez del conocimiento, pero también las condiciones de acceso
al conocimiento válido; de ahí que el sujeto que adquiere el conocimiento no
sea irrelevante para la epistemología, sino que ésta debe ocuparse también de
la génesis de los enunciados científicos y de los múltiples aspectos de la
ciencia que trascienden la dimensión estrictamente lingüística y lógico-formal.
La epistemología para Piaget tiene además un carácter fundamentalmente
científico, es decir, teórico y empírico, no metodológico y práctico.
Aunque, como puede verse, los
autores que se ocupan de la epistemología están lejos de obtener un acuerdo
unánime respecto a los problemas principales con los que se enfrentan, ni
tienen siquiera un acuerdo sobre el carácter de la propia disciplina a la que
se dedican, sí puede decirse de modo aproximativo que epistemología es la
ciencia que trata de conocer la naturaleza del conocimiento humano, en sus
principios reales y en su funcionamiento real, los tipos o clases de
conocimiento y los caminos o métodos que pueden conducir a su realización
correcta en cada caso. Según Javier Monserrat, estos son los amplios niveles en
los que la reflexión del epistemólogo se mueve para cumplir adecuadamente sus
objetivos científicos: autoobservación de los procesos cognitivos tal y como se
dan en su propia experiencia o introspección; observación de la estructura de
la experiencia global de la realidad en que el hombre se encuentra, para tratar
de entender cómo el hecho del conocimiento humano es en ella un elemento
coherente; estudiar cómo se manifiesta el conocimiento, tal como es ejercitado
por el hombre en la cultura dentro de la que vive; visión del curso de la
historia y del desarrollo del conocimiento científico; finalmente, reflexión
científica sobre el conocimiento humano y elaboración de investigaciones sobre
él, que conduzcan a determinados ensayos epistemológicos y a elaborar una idea
científica de lo que éste sea.
No es fácil distinguir la
epistemología de otras disciplinas afines o de otros saberes fronterizos con
ella. Como todos los problemas de definición de términos, últimamente se
delimita atendiendo a la conveniencia o al consenso del uso, más que a unas
presuntas verdad o falsedad inexistentes. Pero incluso cuando el consenso
existe es un consenso precario, puesto que en un saber dinámico y
constituyente, como es el referido a la reflexión sobre el conocimiento, las
fronteras con frecuencia se trasladan de territorios con facilidad. La primera frontera imprecisa es
la que mantienen los conceptos de epistemología y teoría del conocimiento. La
relación de la epistemología con la teoría del conocimiento sería la que hay
entre la especie y el género, siendo la epistemología la especie, ya que trata
de una forma específica de conocimiento: el conocimiento científico. Sin
embargo, esta diferencia desaparece entre los neopositivistas y empiristas
lógicos, para quienes sólo merece el nombre de "conocimiento" el
conocimiento científico, y que califican a cualquier otro pretendido
conocimiento de "juego de palabras sin alcance cognoscitivo" (R.
Carnap). Sí, en cambio, opinan que tiene sentido hablar de distintos tipos de
conocimiento quienes han afirmado procedimientos de conocimiento diferentes a
los de la ciencia, como los sentimientos o la intuición. Algunos han propuesto
el camino de dirigir las facultades humanas en dirección de "la intuición
de las esencias", fundando así una ciencia fenomenológica más allá de la
ciencia factual. Hay que reconocer que, aun admitiendo la distinción entre teoría
del conocimiento y epistemología, no siempre es posible efectuar tal
distinción, ya que la palabra "epistemología" se impone por su mayor
sencillez de sustantivo. Para obviar la dificultad se ha creado la palabra
gnoseología, pero este neologismo no ha llegado a arraigar y su uso se ha
considerado pedante, rancio y escolástico.
La
segunda delimitación terminológica frágil es la que se
establece entre epistemología y filosofía de la ciencia, debido a la
elasticidad de esta última expresión. Si se toma en un sentido amplio, la
epistemología sería uno de los capítulos de la filosofía de la ciencia, una forma
de practicarla, consistente en el análisis lógico del lenguaje científico. Para
salvar las diferencias entre ambas nociones, algunos autores intentan desligar
a la epistemología de toda relación con la filosofía y evitan usar esta última
palabra al ser partidarios del conocimiento científico como la única forma de
conocimiento. Sin embargo, aunque se intente limitar el término a lo que es
propiamente reflexión sobre la ciencia, no puede desprenderse por completo de
una determinada filosofía. En primer lugar, porque buena parte de las
epistemologías actuales, como las de Meyerson, Cassirer, Brunschvicg,
Eddington, Bachelard y Gonseth, han permanecido estrechamente asociadas a una
filosofía; en segundo lugar, porque sobre las epistemologías regionales
subsisten problemas de epistemología general que, seguramente, pueden ser
tratados por el sabio, pero que sobrepasan su privilegiada competencia de
especialista; por último, las epistemologías internas y regionales difícilmente
pueden dejar de tratar problemas que podrían calificarse de paracientíficos,
por el hecho de que continúan siendo el motivo de separación de los sabios
cuyos métodos no permiten su oposición y que podrían llamarse filosóficos,
puesto que forman parte de la tradición filosófica.
En
tercer lugar, hay dificultades para deslindar los campos de la epistemología y
la metodología científica. ¿Son la epistemología y metodología dos disciplinas
distintas, simplemente conexas, o por contra, hay que incluir a la metodología
dentro de la epistemología como una de sus partes? Tradicionalmente se ha
considerado que la epistemología no estudiaba los métodos científicos, ya que
éstos eran objeto de una parte de la lógica llamada "metodología"; la
epistemología en concreto tenía como objeto el estudio crítico de los
principios, hipótesis y resultados de las diversas ciencias. Hoy difícilmente
se considera admisible esta distinción; en ella se daba a la lógica una
extensión desmedida, al aceptar la tradicional división escolástica entre la
lógica general, que hacía abstracción de los objetos y cuya parte principal es
la lógica formal, y la lógica material, aplicada o metodología, que estudia los
métodos propios de cada una de las diversas ciencias. También resulta difícil
hoy hacer un estudio crítico de los principios de las diversas ciencias, de su
valor y objetividad, sin preguntarse al mismo tiempo sobre la naturaleza y
valor de los procedimientos a través de los cuales se forman las ciencias y se
llega a elaborar un conocimiento científico. En este sentido, Piaget ha
señalado que la reflexión epistemológica nace siempre con las crisis de cada ciencia, y que sus "crisis"
resultan de alguna laguna de los métodos anteriores que han de ser superados
por la aparición de nuevos métodos. De ahí que análisis de los métodos
científicos y epistemología sean dos tipos de investigación difícilmente
disociables. Por ello en la actualidad se considera a la metodología dentro del
campo de la epistemología, no dentro del de la lógica.
No se debe confundir a la
epistemología con:
·
La gnoseología: Muchos autores franceses e
ingleses identifican el término "epistemología" con lo que en español
se denomina "gnoseología" o "teoría del conocimiento", rama
de la filosofía que se
ocupa del conocimiento en general: el ordinario, el filosófico, el científico,
el matemático, etc. De hecho, la palabra inglesa "epistemology" se
traduce al español como "gnoseología". Pero aquí consideraremos que
la epistemología se restringe al conocimiento científico.
·
La filosofía de la
ciencia: La epistemología también se suele identificar con la
filosofía de la ciencia, pero se puede considerar a esta última como más amplia
que la epistemología. Algunas suposiciones que son discutidas en el marco de la
filosofía de la ciencia no son cuestionadas por la epistemología, o bien se
considera que no influyen en su objeto de estudio. Por ejemplo, la pregunta metafísica de si existe una realidad objetiva que pueda ser
estudiada por la ciencia, o si se trata de una ilusión de los sentidos, es de interés en la filosofía de
la ciencia, pero muchos epistemólogos parten de que sí existe, o bien
consideran que su respuesta afirmativa o negativa es indiferente para la
existencia de métodos de obtención de conocimiento o de criterios de validación
de los mismos.
·
La metodología: También se puede diferenciar a
la epistemología de una tercera disciplina, más restringida que ella: la
metodología. El metodólogo no pone en tela de juicio el conocimiento ya
aceptado como válido por la comunidad científica sino que se concentra en la
búsqueda de estrategias para ampliar el conocimiento. Por ejemplo, la
importancia de la estadística está
fuera de discusión para el metodólogo, pues constituye un camino para construir
nuevas hipótesis a partir de datos y muestras. En cambio, el epistemólogo a la
vez podría cuestionar el valor de esos datos y muestras y de la misma
estadística.
La génesis de la epistemología
La epistemología propiamente
dicha comienza en el Renacimiento. El
conocimiento científico aparecerá en ella como conocimiento, análisis y
síntesis de los fenómenos, es decir, de la apariencia o manifestación de la
realidad en la experiencia humana. Los momentos más importantes de la
maduración de esta metodología de la ciencia como crítica racional de los
fenómenos de experiencia están representados por Kepler (1571-1630) y Galileo Galilei (1564-1642), Francis Bacon (1561-1626), René Descartes (1596-1650),Isaac Newton (1642-1727), Locke (1632-1704), Leibniz (1646-1716) y Kant.
El Novum Organum y la Gran instauración de las ciencias de Bacon, el Discurso
del método de Descartes, la Reforma del entendimiento de Spinoza y la Búsqueda
de la verdad de Malebranche ofrecen observaciones interesantes para el
epistemólogo, aunque propiamente no pueden considerarse como obras de
epistemología. Sí se acercan más al sentido actual de la epistemología el libro
IV del Ensayo sobre la inteligencia humana de Locke y en especial la respuesta
que le da Leibniz en sus Nuevos Ensayos. En el siglo XVIII, la obra que mejor
predice lo que será posteriormente la epistemología es el Discurso preliminar a
la Enciclopedia, de D'Alembert.
Siglo XIX
A comienzos del siglo XIX se
consideran precursores el segundo volumen de La filosofía del espíritu humano
(1814) de Dugald Stewart, el Curso de filosofía positiva (a partir de 1826) de Augusto Comte y el Discurso preliminar
al estudio de la filosofía natural (1830) de John Herschel.
Las dos obras fundamentales
con las que, aunque no existiera la palabra epistemología, empezó a
desarrollarse el contenido de lo que hoy se llama así propiamente fueron la
Wissenschaftslehre (1837), de Bernard Bolzano, y la Filosofía de las ciencias
inductivas (1840) de William Whewell. La palabra Wissenschaftslehre, que
Bolzano menciona al comienzo de su obra, corresponde en alemán a lo que quiere
decir en un castellano inspirado en el griego "epistemología",
"teoría de la ciencia". Sin embargo, ambos vocablos, el alemán y el
castellano (o el inglés epistemology), no son exactamente sinónimos, ya que el
primero ha conservado de sus orígenes más antiguos un sentido más amplio que el
que ha tomado el segundo, que se forjó para designar una disciplina más estricta.
A pesar de que en la segunda mitad de su obra abarque un campo más amplio,
Bolzano considera la palabra Wissenschaftslehre en un sentido más concreto,
aquél en que Wissenschaft designa propiamente el conocimiento científico,
excluyendo cualquier otra forma de conocimiento. Con minuciosidad y rigor, su
estudio se centra en nociones fundamentales de la lógica y anticipa algunos de
los problemas de la metalógica actual.
Las investigaciones de Whewell
inauguran el método histórico-crítico, pero ante la amplitud que exigía su
tarea separó los dos métodos y publicó primero la Historia, que sirvió de base
a lo que poco después será la Filosofía de las ciencias inductivas; Whewell se
preocupó de mantener siempre un estrecho contacto entre ambas disciplinas, como
indica el título completo de la segunda obra, Philosophy of the inductive
sciences, founded upon their history ("Filosofía de las ciencias
inductivas, basada en su historia"). De la escala de las ciencias intenta
deducir, para cada una de ellas, las ideas fundamentales sobre las que se basan
y los procedimientos mediante los que se construyen. Dos de las obras
epistemológicas más significativas siguiendo el camino abierto por Whewell
fueron el Essai sur les fondements de la connaissance humaine et sur les
caractères de la critique philosophique (1851) y el Traité de l´enchaînement
des idées fondamentales dans les sciences et dans l´histoire (1861), de
Antoine-Augustin Cournot. Uno de sus méritos principales fue haber colocado en
primer plano de la epistemología la idea de azar, durante mucho tiempo
considerada opuesta a la idea de ley y ajena a la ciencia, y la célebre
definición que dio de este concepto: la intersección de dos series causales
independientes. De esta manera parece haber presentido la gran importancia que
iban a adquirir en la ciencia contemporánea los datos estadísticos y las
probabilidades.
En el siglo XIX se encuentran también otros
numerosos intentos de epistemología científica, que continúan la línea
empirista-positivista que en el siglo XVIII había sido continuada por Euler, en
Alemania, o D´Alembert, en Francia. El positivismo decimonónico clásico estuvo
representado por Augusto Comte (1798-1857), John Stuart Mill (1806-1873), John
Herschel (1792-1871), William Whewell (1794-1866) y por el biólogo Herbert Spencer (1820-1903).
Posteriormente fue continuado por el empiriocriticismo de Richard Avenarius
(1843-1896) y Ernst Mach (1838-1916), y ya a finales del siglo XIX y principios
del siglo XX, por Henri Poincaré (1854-1912), Pierre Duhem (1816-1916) y Emile
Meyerson (1859-1933), autores todos ellos relacionados por continuación o
reacción con el empiriocriticismo.
En el siglo XX, la epistemología científica queda
agrupada en tres grandes escuelas o generaciones: el neopositivismo lógico, el
racionalismo crítico y el pospopperianismo. El neopositivismo lógico tuvo en Bertrand Russell (1872-1970) y Ludwig Wittgenstein (1889-1951)
sus dos principales predecesores. Bajo su influencia, se formó en los años
veinte de este siglo el llamado Círculo de Viena,
con el que el positivismo se
transforma en neopositivismo lógico y toma cuerpo la primera gran escuela de
epistemología científica en el siglo XX. Los miembros más representativos de
esta escuela fueron Moritz Schlick (1882-1936), Otto Neurath (1882-1945),
Herbert Feigl (1902), Félix Kaufmann (1895) y Rudolf Carnap (1891-1970). En el
Congreso sobre epistemología de la ciencia natural, en el año 1929, fue elegido
Schlick como presidente del Círculo.
En Berlín se formó pronto un
nuevo centro de neopositivismo lógico a ejemplo del de Viena, cuyos principales
representantes fueron Hans Reichenbach (1891-1953), Kurt Grelling y Walter
Dubislav (1895-1937). En 1931, Rudolf Carnap propició la creación de otro
centro de neopositivismo en Praga y el filósofo inglés A. J. Ayer (1910)
introdujo el neopositivismo lógico en Inglaterra. En el escrito programático
del año 1929 hacían la siguiente clasificación de los nombres que habían
conducido hasta él: "1. Positivismo y empirismo: Hume, Ilustración, Comte,
Mill, Richard Avenarius, Mach. 2. Fundamentos, objetivos y métodos de las
ciencias empíricas (hipótesis en Física, Geometría, etc.): Helmholtz, Riemann,
Mach, Poincaré, Enriques, Duhem, Boltzmann, Einstein. 3. Logística y su aplicación
a la realidad: Leibniz, Peano, Frege, Schroder, Russell, Whitehead,
Wittgenstein. 4. Axiomática: Pasch, Peano, Vailati, Pieri, Hilbert. 5.
Eudemonismo y sociología positivista: Epicuro, Hume, Bentham, Mill, Comte,
Feuerbach, Marx, Spencer, Muller-Lyer, Popper-Lynkeus, Carl Menger
(padre)".
En segundo lugar está el
racionalismo crítico, la epistemología de K. Popper. El racionalismo crítico se
entiende como reacción crítica ante las directrices fundamentales de la
epistemología del neopositivismo lógico. El racionalismo crítico discutirá las
principales tesis del Círculo de Viena e instaurará una nueva escuela de teoría
de la ciencia que, desde 1934, en que publica Popper su primera obra, se irá
haciendo poco a poco predominante e influirá en la evolución posterior de los
autores del Círculo, por ejemplo en el mismo Carnap o en Reichenbach. Entre los
muchos discípulos de Popper pueden citarse a Hans Albert o a John Watkins. La importancia
de las teorías popperianas se ha dejado notar en toda la teoría de la ciencia
de los años 50 y 60, e incluso en la actualidad, bien sea como aceptación de
las mismas, bien para construir otras nuevas a partir de él.
En tercer lugar se encuentran
los autores llamados pospopperianos. Se caracterizan por presentar
epistemologías que, bien inspiradas preferentemente en el positivismo, bien en
Popper, no se identifican totalmente con ninguno de estos dos sistemas, aunque
se vean siempre seriamente influidas por ellos. Entre los principales autores
pospopperianos cabe citar a T. S. Kuhn, P. K. Feyerabend, I. Lakatos y N. R. Hanson.
Los problemas de la epistemología
Los problemas planteados en la
actualidad por la epistemología pertenecen a dos grandes grupos. Unos son de
carácter general, ya que abarcan la totalidad de las ciencias. Otros son
específicos de cada grupo de ciencias, se refieren a una sola ciencia o a
alguna rama de una determinada ciencia.
En
primer lugar, la epistemología se plantea problemas que se refieren a las
relaciones entre las diversas ciencias. La pluralidad de las ciencias, su
incesante proliferación, sus encabalgamientos y enlaces, su dispersión, no
satisfacen al espíritu del sabio a quien llevan a preguntarse por los problemas
de su coordinación. Hoy ha cambiado el viejo problema de la clasificación de
las ciencias y nadie pretende construir un sistema rígido e inmutable en el que
cada ciencia tendría su lugar propio y definido con sus diversos
compartimentos, pero un cuadro de referencia siempre es necesario y lo único
que se exige es que sea manejable y abierto, que refleje el estado presente de
la ciencia y admita enlaces y reorganizaciones.
En
segundo lugar, la epistemología se plantea también el problema de las relaciones
entre los dos grandes grupos en que se distribuyen las ciencias. En general se
admite la división entre las ciencias formales, por una parte, lógica y
matemáticas, y las ciencias de lo real, por otra. A partir del nacimiento de la
matemática racional la pregunta inevitable es la del acuerdo entre sus
explicaciones y las de la experiencia.
En
tercer lugar, son también problemas de la epistemología los referidos al
análisis de algunas nociones comunes a todas las ciencias o a la mayoría de
ellas. El matemático, físico, naturalista y lexicógrafo se sirven también de
definiciones, pero ¿tienen el mismo significado? Para el matemático la
probabilidad es objeto de cálculo; el físico sabe que sus métodos inductivos
desembocan en probabilidades y considera a todas sus leyes como probabilidades;
el historiador se pregunta sobre la probabilidad de los testimonios: ¿se trata
siempre de una misma probabilidad en estas diversas ciencias, o si no, cómo se
organizan entre sí estos diversos sentidos?
En
cuarto lugar, se dan también problemas epistemológicos, en las dos maneras de
concebir las relaciones entre la parte teórica y la experimental de las
ciencias, o, lo que es casi lo mismo, en el significado de las teorías. Cuando
se intenta acatar el imperativo de inteligibilidad que compara al científico
con el filósofo, y el imperativo de efectividad que lo relaciona con el
ingeniero, resulta que no concuerdan entre sí y la tensión resultante determina
en el interior de cada ciencia un desacuerdo sobre el ideal científico. Es en
las ciencias de la naturaleza donde se manifiesta más claramente tal desacuerdo
en las dos maneras de concebir las relaciones entre la parte teórica y la
experimental, o, lo que es casi lo mismo, el significado de las teorías:
¿intentan profundizar en nuestro conocimiento de los fenómenos buscando, detrás
de las leyes, las causas explicativas, o bien, no son más que una
sistematización de un conjunto de leyes? Pero también ocurre algo semejante en
otras ciencias, como en biología, con la oposición del mecanicismo frente al
vitalismo; en psicología, con la del behaviorismo frente a la reflexología; en
historia, dada la oposición de la historia de los acontecimientos con la
historia explicativa o más bien comprehensiva, oposiciones que parecen proceder
de una dualidad en el ideal científico.
En
quinto lugar, y como primera consecuencia del descenso de la generalización
epistemológica hacia el ámbito de cada una de las ciencias, se encuentran los
problemas específicos del primer grupo de ciencias, las ciencias formales. La
lógica, bajo su nueva forma de lógica simbólica o logística, figura junto a las
matemáticas y en estrecha unión con ellas, y ello plantea bajo una nueva forma
el problema de la relación entre ambas disciplinas. Con la nueva lógica el problema
esencial es saber si las matemáticas se pueden reducir a ella, lo que sería una
manera de fundarla. Además, cada problema de la epistemología matemática tiene
su correspondiente en lógica y a la inversa. Así, por ejemplo, son comunes a
ambas ciencias el problema del estatuto ontológico de sus nociones o del
correspondiente objetivo de sus términos. Con facilidad puede plantearse en
matemáticas el problema de saber si los principios de la lógica expresan leyes
del ser, normas del pensamiento o bien reglas para la manipulación de los
símbolos, es decir, si la lógica es una ciencia objetiva, normativa, o bien un
arte del cálculo y del juego.
En
sexto lugar se plantean los problemas de epistemología comunes a las ciencias
de la realidad, que tienen en física una forma modélica, ya que al hablar de
dichos problemas casi siempre se piensa en ella. Los problemas principales son
tres, según se haga hincapié en la construcción de los conceptos, en la
estructura de las explicaciones o en la validez de las conclusiones. Los
problemas relativos al método experimental y a la naturaleza y justificación de
los procedimientos inductivos ocupan evidentemente un lugar importante en
dichos estudios, pero el gran problema es el de su unidad: ¿pueden agruparse
todas las ciencias de la realidad en un solo tipo fundamental, cuyo modelo más
completo sería la física?, ¿sobre qué base lo harían?, ¿deben quedar
irremediablemente separadas en dos o tres ramas?
En
séptimo lugar están los problemas epistemológicos más particulares, relacionados
con las ciencias de la vida y las ciencias del hombre. Aparecen en estas
ciencias conceptos fundamentales comunes a la física, como el concepto de ley,
pero aparecen también conceptos ajenos a ella, como el de ser; estas ciencias
hablan de hechos, pero también de valores. Puede analizarse un ser como una
intersección de leyes, pero se elude así la característica esencial de su
individualidad. Pueden considerarse los valores como datos de hechos, pero
¿estos hechos son de la misma naturaleza que la de los hechos que trata la
ciencia del mundo físico? Los conceptos propios de estas ciencias como los de
tendencia, función, éxito y fracaso, normal y patológico, finalidad, son
problemáticos y exigen análisis epistemológicos más específicos. El problema
más grave es saber si estas nociones pueden interpretarse con el lenguaje de la
física, o cuando menos ponerse de acuerdo con él. Además, la presencia en las
ciencias humanas de nociones como conciencia, actividad voluntaria, lenguaje,
utensilios, política, religión, arte, han hecho surgir nuevos conceptos y
problemas, como por ejemplo, en este nuevo campo ¿hay que sustituir la
comprehensión por la explicación?; ¿las finalidades pueden, y de qué manera,
considerarse causas?; ¿en qué medida, o en qué forma, la aplicación del
instrumento matemático es posible y deseable? En el interior de estas ciencias
se plantea la cuestión de su homogeneidad y de su jerarquía. En ocasiones, una
de estas disciplinas e incluso una teoría surgida de una de ellas preside el
conjunto o se atribuye una función rectora. Así, en el siglo XIX, la historia
no sólo se desarrolla por sí misma, sino que predomina en todas las partes en
donde se habla del hombre, y el materialismo dialéctico de Marx y Engels o el
psicoanálisis, habiendo nacido en el seno de una de estas ciencias, han servido
de principio general de explicación para todos los temas humanos.
FIN ARTÍCULO
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